jueves, 19 de febrero de 2015

ENTREVISTA. Primer Sacerdote de la Parroquia Aguedo Felipe Alvarado.

BOBARE. Primer Sacerdote de la Parroquia Aguedo Felipe Alvarado. 
UN ENCUENTRO CON JESÚS: VOCACIÓN DE VIDA.

Responsabilidad, Sinceridad y Sencillez son tres cualidades que destacan de su personalidad. El amor a la Eucaristía y la Oración le acompañan en las distintas facetas de su vida. /Por: Humberto M. Pérez O. @humbertomp23 Fotografías: Yilmer Pineda.



 Es el tercer hijo de una familia con dos hermanos, Julio Alejandro, Zavarce González, nació en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara, el 18 de septiembre de 1989, su padre, Carlos Atilio Zavarce Amaro, oriundo de Barquisimeto y descendiente de Don Carlos Guillermo  Zavarce Dorantes, natural de Bobare y de Angelina Amaro de Zavarce, del caserío Simara (Parroquia AFA), su madre Nancy Coromoto González de Zavarce, nacida en Barquisimeto, hija de José Pastor González Días y de Delia Rosa, Peñaloza de González, barquisimetanos de nacimiento.




  El transcurrir de su infancia y adolescencia la resume en una sola frase: “Fue una niñez sencilla que disfruté con mis hermanos”. Los más allegados le llaman “El Pinqui” y su prima Yesica de Guanare lo apoda “Yulio”. Aunque desde pequeño quiso estudiar la Licenciatura en Administración, sintió el llamado de El Señor y decidió seguirle sus pasos, para ser fiel a su llamado y compartir con el mundo su vocación, en exclusiva presentamos su primera entrevista y a sólo pocos días de su Consagración Sacerdotal, Julio Zavarce comparte su vida privada, su infancia y adolescencia, sus sueños y logros alcanzados, que sea de crecimiento para todos, aquí sus palabras:



¿Qué gratos recuerdos tienes de tu infancia?
     El jugar con mis hermanos, el compartir en familia, recuerdos cuando iba a la escuela de beisbol “aunque nunca me dejaban jugar en los partidos oficiales” no era muy bueno en el beisbol, las abuelas de ambas partes las recuerda, sin embargo la abuela paterna murió cuando apenas tenía 5 años y esto fue un momento medio traumático. Anécdota una vez los familiares lo pusieron a elegir ¿cuál era la mejor arepa que hacían entre las dos abuelas? (risas). Una vez en el programa infantil de Telecentro “Telechicos” le hicieron una pregunta ¿Qué le vas a pedir al Niño Jesús? A lo que Julio le contestaba: Un Nintendo! Y le decían ¿Pero usted no quiere una bicicleta o un carrito? A lo que él respondía: No, no, yo lo que quiero es un nintendo!!!

¿Cuál es el nombre de la maestra que más recuerdas y que llevas en tu memoria siempre?
   La maestra Petra de Educación Inicial, lo que me enseñó y que siempre recuerdo fue aprender a coser. Y en Bachillerato recuerdo a la Profesora Dorila.

¿Cómo fue la relación con tus hermanos Carlos Z. y José Z? ¿Qué momentos recuerdas junto a ellos?
   Un recuerdo muy gratificante  fue en el Campamento Misionero en Charco Largo, nosotros tres siempre éramos como muy secos, y siempre nos tildaban como de serios y secos jajaja, al final del campamento hubo una actividad final que nos marcó muchísimo y terminamos llorando y abrazándonos, “nos hicieron llorar como unos niños chiquitos, al llevarnos un collage de fotos familiares y recuerdos de infancia” fue un momento que nunca se me va a olvidar en la vida. La solidaridad entre hermanos siempre la hemos tenido, si un hermano tiene un problema o necesita de mí, voy y lo ayudo y viceversa, de compartir las cosas, los juguetes, la ropa. 

Describe el núcleo familiar en donde naciste y creciste:
   La presencia de la figura paterna y materna fueron fundamentales y de gran valor. La figura de la madre, nos consentía, pero en el momento de decir “no” era “no”, por el contrario mi papá, era el más “alcahuete” (risas). Cuando existían problemas, ellos (los padres) supieron de hacer ver que todo iba normal y en un ambiente armonioso, ya cuando estábamos grandes si veíamos la realidad e íbamos colaborando.

¿Cómo defines a tu familia?
     Una familia sincera, honesta, decirnos las cosas en el momento justo y la unidad entre todos.

¿Qué programa televisivo o comiquitas recuerdas?
    (Risas) Aquí se me va a caer la cédula.  Dragon Ball Z, Power Rangers, Pokemón, El Chavo del 8, Los Picapiedras.

¿Estudiaste en Bobare o en Barquisimeto?
     La educación inicial y básica en la Escuela “Francisco de Miranda” en Bobare y el Bachillerato en 7mo y 8vo en el Liceo “Rafael Monasterios” en Barquisimeto y el resto del bachillerato en el liceo “Aguedo Felipe Alvarado” en Bobare.

¿Perteneciste a algún equipo deportivo?
     Escuela de Beisbol “Juan Querecuto”. Aunque no me dejaban participar en los juegos oficiales del equipo de beisbol por no ser tan bueno, en el seminario aprendí a jugar Futbol y lo perfeccioné más que el Beisbol.

Háblame de tus abuelas, que es lo que más recuerdas, que enseñanzas llevas de ellas en tu vida:
     De mi abuela paterna recuerdo que una vez mi mamá se tenía que ir al trabajo, y yo era más apegado a mi mamá, la escuela quedaba a una cuadra de la casa donde vivíamos,  yo comenzaba a llorar, a gritar desesperado en la casa y ella llegaba y me consolaba, ese momento quedó grabado en mi mente para siempre. De mi abuela materna, recuerdo que siempre le gustaba ir a Misa de Aguinaldo, y ella me invitó la noche anterior a que la acompañara, las misas eran a las 05:00 am, yo con mucho sueño, me levanté y fui con ella, a mis hermanos también los invitaron pero no fue ninguno, se quedaron dormidos, y justamente ese día en la Misa de Aguinaldo llegó San Nicolás a regalar juguetes a los niños, mi abuela me acompañó a hacer la fila y estaba pendiente para que me dieran el juguete, mis hermanos al verme con el juguete, al día siguiente querían ir a la misa por el juguete, pero ya no había nada (risas).

¿A qué edad y en que circunstancia de la vida descubriste tu vocación sacerdotal?
    Eso va transcurriendo con los años. A los 15 años de edad hice dos años de convivencia en el seminario “Divina Pastora” en Barquisimeto, luego hice los estudios de Filosofía, entre al Seminario “Divina Pastora” no con la vocación definida de querer ser sacerdote, yo creo que descubrí la vocación sacerdotal cuando estaba en los estudios del Primer año de Teología ya tenía 20 años de edad, sin embargo el algo muy privado, uno lo lleva en silencio y con humildad en el corazón. Pasando de Filosofía a Teología hablé con mi director espiritual, para conducir mi vocación y decisión, porque aún no estaba claro en mi decisión, por providencia divina El Padre Eraklio me invitó a ir al Seminario, aunque con algunos miedos le dije que no, y luego si fui y probé, pasaron 6 meses y ahora aquí estoy en la recta final, la idea al comenzar fue probar a ver si esto era lo mío o no. Aunque fui ordenado Diacono, nunca decía nada, todo lo vivía en el silencio y en la constancia en los estudios, uno siempre dice: “Si el Señor me llamó, aquí estoy”.

    Muchos me decían: ¿Qué se siente ser Diacono?, yo les decía se siente una tranquilidad enorme, ya uno está más claro en la decisión y esta es mi vocación, el diaconado transitorio representa el proceso del crecimiento espiritual y de la responsabilidad que estoy asumiendo, siendo Diacono le tomé mucho más amor a la eucaristía y aprendí mucho más de ella, uno comprende la grandeza del Señor y allí fue mi momento de entrega, de compenetración con la eucaristía.

¿Por qué tomaste la decisión de ser Sacerdote?
     Eso es algo más profundo, pero si tengo la respuesta (risas). En Marcos 3,14 dice: “El Señor llamó a los que Él quiso, para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar y a expulsar demonios” La vocación no es algo mío, me dice ese texto, es Dios quien llama, es algo gratuito, ante Dios todos somos iguales, pero Dios me quiso, no sé el por qué, está ese misterio de vida allí; “Para que estuvieran con Él” es lo que tiene más peso en la pregunta que me acabas de hacer, yo no estoy aquí porque quiera hacer una ONG, ni porque yo quiera ser una estrella; la vocación sacerdotal es para estar con Jesús, ese es el peso determinante; así como cualquier persona que se va a casar, quiere estar con su esposa o esposo según con quien se vaya a casar; Yo quiero estar con Jesús, llevando su mensaje, imitando sus actos. Y estando con Jesús, hago lo que Jesús hace ayudar a los enfermos, a los necesitados, dirigir a la personas, entre otros.

¿Cómo ves el apoyo de tu familia hacia tu vocación sacerdotal?

      Me vine al Seminario Divina Pastora a estar un tiempo, antes de graduarme de bachiller el 31 de Julio del 2006, estuve en la Ordenación Sacerdotal del Padre Rafael Cabrera, mi hermano Carlos me ve en la Catedral de Barquisimeto en dicha Ordenación Sacerdotal y me pregunta: ¿Cuánto tiempo vas a durar en el seminario? Y le digo: No sé hasta vaya a graduarme. Y se fue a mi casa, y le dice a mi mamá: Julio ya se fue, ese más nunca viene, ya se entregó en el seminario. Mi mamá lo que hizo fue ponerse a llorar y se quedó aturdida, en shock (risas). Luego ella habla conmigo y le comento que aún no estoy claro, que vamos a esperar, realicé el cursillo vocacional y allí fue cuando tomé la decisión de entrar al Seminario Divina Pastora. Cuando hable de nuevo con mi mamá, que voy a empezar definitivo en el Seminario y que me voy a vivir al seminario, que viene un proceso de prueba y de estudios, ella me dice: Bueno, yo sabía que tú ibas a entrar, que ibas a quedar. No sé si esto tendrá algo de influencia, pero mi abuelo paterno, estudió de joven en el seminario, los tres años de filosofía y después se retiró y se casó y tuvo 11 hijos. Mis padres aceptaron con alegría mi decisión y me trajeron al seminario con las maletas, me imagino que al principio les pegó mucho sentimentalmente, como me pegó a mí dejar a la familia y hacer mi nuevo hogar aquí en el seminario, pero siempre tuve el apoyo de mis padres y hermanos. En el seminario aprendí a querer más a la familia, a valorarla mucho más que antes, es un vínculo que nunca se puede dejar ni cortar.


Actualmente eres Secretario Académico y Vice-Rector de Filosofía del Seminario Divina Pastora. ¿Cuáles fueron las virtudes y cualidades que te ayudaron a llegar a estos cargos?
    La sinceridad siempre con los formadores, la disponibilidad que uno siempre tiene que tener al servicio y la disponibilidad a la obediencia, la disponibilidad de formar a nuevos jóvenes en el seminario, las buenas notas que obtuve durante mis estudios también tiene peso, por ser estudiante fresco por ser recién salido del instituto me conozco el pensum y eso ayuda a ser Secretario Académico.

¿Qué prefieres? Ser Secretario Académico y Vice-Rector de Filosofía del Seminario Divina Pastora o llevar las riendas de una Parroquia?
    Siempre está el deseo de ir a trabajar en una Parroquia, el contacto con la gente a uno le enriquece mucho, sin embargo, quedarme en el Seminario tampoco es que sea merito inferior o algo así, el deseo siempre de irme a una Parroquia nunca se va a desaparecer. Siete años es la preparación para uno irse a una Parroquia y quedarme aquí en el Seminario es lo que me toca por los momentos.

¿Alguna Parroquia en especial?

    La Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe en Bobare es mi primera opción, siempre me marcó, hice mis primeras misiones en Bobare, me ayudó a crecer. Segunda opción, La Parroquia Espíritu Santo en El Tocuyo, fue la primera misión larga de 15 días, me ayudó muchísimo en el contacto con la gente, siempre la recuerdo.


Existe una anécdota de cuando te ordenaste de Diacono donde dices exactamente hasta el día que sentiste el llamado del Señor, nos puedes contar esa anécdota:
   A mis hermanos los invitaron a cumplir con el sacramento de La Confirmación, era un grupo dirigido por el señor Macario Colmenarez, la Señora Elba y Octavio Franco, ellos hicieron el curso de confirmación, yo no, no quise nunca asistir. El Padre Reinaldo Garrido, en aquel entonces Párroco de Bobare, envía a todos los grupos parroquiales a una misión en Las Brujitas y quedó sin grupo, como vio que eran muchos jóvenes que estaban saliendo de La Confirmación, nos invita a trabajar en la Semana Santa y en ese grupo que se conformó estaban los hermanos míos, ellos fueron y participaron durante toda la semana, desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección, entonces yo los veía muy alegres, asistían a la Iglesia, estaban comprometidos con las actividades y bueno, el Viernes Santo, me preparé a ir al Via Crucis que realizan por las calles del pueblo de Bobare y salí de mi casa, yo en vez de ir al Via Crucis me fui a la Iglesia, ese día se realiza la celebración de la Palabra, sin embargo, en aquel entonces yo le llamaba a todo Misa (risas), siempre dura dos horas la Celebración de la Palabra del Viernes Santo, mientras se realizan las lecturas completas de la pasión de Cristo, de hecho uno tiene que arrodillarse diez veces, levantarse y orar, sin embargo, la anécdota es de que a pesar de fueron dos horas las que estuve allí, para mi pasaron como 15 minutos, ese fue el momento que marcó mi deseo de ir a la Iglesia; lo que más causa risa en la gente, es que desde allí en adelante dije que nunca quería faltar a la misa y al domingo siguiente no fui a misa (risas).

Existe una canción que se llama Mágica Princesas de Jesús Adrián Romero que dice: “…pero un día se irán de casa y entre sus cosas se llevarán un pedazo de mi vida y llevarán una maleta cargada de valores, sueños, anécdotas y vivencias…” ¿Julio que llevas en tu maleta de vida? ¿Qué valores te inculcó tu núcleo familiar?
    La responsabilidad y sinceridad, pilares fundamentales que me enseñaron.

El Papa Juan Pablo II dijo: “Acojan con generosa disponibilidad la semilla de la vocación que Dios ha depositado en su corazón” bajo este pensamiento, cuáles son tus palabras para animar a los jóvenes a encontrarse con Dios y a descubrir su vocación:

   Respondo con otras palabras del Papa Juan Pablo II: “No tengan miedo a responder a Dios” cuando Dios llama uno intenta huir, me pasó, lo hice varias veces, pero cuando uno descubre la vocación y ve que esto es lo de uno, uno se siente alegre y feliz, siempre va a existir momentos duros y de tristeza, pero seguir el llamado vocacional es algo que llena a la persona. Uno intenta agarrar otro camino, pero siempre te encuentras con el llamado de Jesús, el no temer miedo es lo fundamental. A los jóvenes les digo: no tengan miedo porque si se puede ser Sacerdote hoy en día, con toda la disponibilidad y todo el deseo. Para mí, Julio Zavarce, ser Sacerdote es lo máximo, es mi vocación e invito a todos a responderle e Jesús a la vocación al cual han sido llamados.

Publicado por: Humberto M. Pérez O./ Fotografía: Yilmer Pineda.


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